No le tengo miedo a los monstruos grandes y feos que pueda haber dejado de mi cama. Tampoco le tengo miedo a las alturas. No me da miedo hacer el ridículo en publico. No temo a las voces extrañas, ni a las caras desconocidas. La tristeza tampoco es mi miedo y los errores, tropezones, caídas o como os de la gana de llamarlo, mucho menos. Las pesadillas sinceramente me dan igual, porque el único miedo de mi vida es perder algo. Y ese algo eres tú.
Me hace gracia, antes solía dibujar caritas felices por todas partes, pero ahora no, ya no, y no es porque no sea feliz es simplemente porque ahora dibujo corazones. Y no lo hago solo porque esté enamorada de todo, absolutamente de todo lo que tengo. Los dibujo porque la experiencia me enseñó que las sonrisas pueden ser falsas pero el corazón no.
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