Jamás llegaré tarde, llegué en el momento exacto en el que me fue dictado. Hice todo aquello que se me impuso, intenté olvidar, intenté con todas mis fuerzas guiarme por la razón y hacer aquello que todo el mundo veía oportuno y correcto, y cuando ya no me quedaron fuerzas para continuar en la mentira en la que vivía, decidí tener el valor suficiente para luchar contra todas aquellas barreras que se me habían impuesto. Me ha sido demostrado que en cada interior existe una voz muchísimo mas fuerte que la de la razón, una voz que desde que comenzó el mundo el hombre se ha empeñado en ocultar, por miedo, por inseguridad, pero esta, siempre acaba haciéndose hueco, hasta que es escuchada.
Yo me he propuesto escucharla, ya que durante un mes ha estado buscando su momento para salir, he decidido guiarme por ella.
Puedo ganar o puedo perder, pero si algo tengo que asegurar es que nunca mas podrán decir que aquello que sucedió no tubo remedio porque yo no quise, jamás podrán decir que no lo intenté, que no me dejé la piel el recuperar lo que un día fue mío. Jamás podrán llamarme cobarde, o decir que yo lo quise así, y sobre todas las cosas, nunca se podrá decir que llegue tarde, porque cuando se quiere, cuando realmente se quiere: NUNCA ES TARDE.
Siempre, bajo cualquier concepto o situación quedarán dos opciones: la primera será siempre correr hasta que los pies no aguanten en dirección contraria a aquello que te hace daño. La otra, y la cual escojo después de haber padecido la primera, será luchar por enfrentarte a aquello que duele hasta que consigas volver a reír, y en ese camino estás tú.
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