+ ¿Qué te pasa?
- No se como decírtelo...
+ Intenta explicarlo. ¿O tampoco sabes como de costumbre?
- Es difícil, pero a ver... siéntate en el columpio, hazme caso, solo así lo entenderás..
+ Ya estoy en el columpio, ¿ahora qué?
- Comienza a columpiarte.. Una vez cogido impulso cierra los ojos.. ¿Notas esas cosquillas en el estómago? A mi no me hace falta columpiarme para sentirlas.. Las siento cada vez que te veo, cada vez que me hablas, cada vez que oigo tu nombre..
+ ¿De verdad? No se qué decir..
- No. Aquí no acaba.. No abras los ojos, sigue cogiendo impulso... Ahora suelta una mano..
+ ¿Qué? ¿Tú quieres matarme?
- Hazme caso, confía en mi. Suelta una mano, ¿has visto que sensación? Parece que te vas a caer, se te corta el aire y se te acelera el corazón. Eso me pasa cada vez que te separas de mi, cada vez que te noto distante..
+ Pero..
- No digas nada, no abras los ojos.. déjame impulsarte y solo abre los ojos cada vez que estés arriba y mira el cielo, ¿vale?
+ ¿Y esto? ¿Cuál es esta sensación?
- Solo contigo siento que toco el cielo..
+ ¿Tanto me quieres?
- Nunca dejaría de columpiarme...
Me hace gracia, antes solía dibujar caritas felices por todas partes, pero ahora no, ya no, y no es porque no sea feliz es simplemente porque ahora dibujo corazones. Y no lo hago solo porque esté enamorada de todo, absolutamente de todo lo que tengo. Los dibujo porque la experiencia me enseñó que las sonrisas pueden ser falsas pero el corazón no.
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